REFORMA PROTESTANTE

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El suceso que Erasmo hacía con sus obras en este periodo acentuó la importancia de la imprenta como medio de divulgación de las nuevas ideas radicales, un aspecto que Calvino nunca ignoró, cuando de su vez de propagar ideas. Erasmo defendía en sus escritos que la Iglesia podría y debería ser reformada a través de un retorno a los escritos de los padres de la Iglesia y a las Escrituras.

O protestantismo tiene sus raíces en el siglo XVI, por todo un contexto social y político tenia cabida en el pueblo europeo de aquél tiempo. Para tomar como ejemplo tenemos el caso de Alemania que a principios del siglo XVI estaba en una situación religiosa y económica críticas.

Tenemos algunos hechos puntuales importantes para que sean marcados como principio de un nuevo tiempo: en el día 31 de octubre de 1517 Lutero clava las noventa y cinco tesis en la capilla de la Universidad de Wittenberg, de ahí en adelante todo se movía para la transformación de la fe. En el 18 de abril de 1521 Lutero afirma al Emperador Carlos V y a las autoridades presentes en Worms: “Una vez que vuestra serena majestad y señores príncipes buscan una respuesta simples, yo responderé de esta manera, ni con cuernos ni con dientes: a menos que yo sea convencido por el testimonio de las Escrituras o por la razón clara (pues no confío ni en el Papa ni en los concilios solamente, pues es conocido que frecuentemente se equivocan y se contradicen), estoy atado a las Escrituras y todo lo que cité y a mi conciencia es cautiva a la Palabra de Dios. No puedo y no iré retratarme de nada, pues no es seguro y ni correcto ir en contra a la conciencia.”[2] Noll afirma que con esa declaración nasce el protestantismo.

Lutero hablava de su conciencia cautiva a las Escrituras, a partir de ese momento fue introducido un nuevo principio de autoridad, y con eso la iglesia de Europa nunca más seria la misma.

En enero de 1546, Lutero había ido de su casa de Wittenberg a Eisleben, pueblo de su nacimiento. Hizo el viaje en un frío invierno dentro de un coche cubierto. El domingo predicó en la iglesia donde había sido bautizado. Repentinamente, la noche anterior a su viaje de regreso, se enfermó y murió. Martín Lutero fue enterrado a la edad de sesenta y dos años con solemne pompa y ceremonia en la iglesia del castillo de Wittenberg, en cuyas puertas había fijado las noventa y cinco tesis. Melanchton lloró por las dificultades que habían invadido los estados luteranos en los últimos años de la vida de Lutero, y también por las que habían de venir después de su muerte. No había en Alemania, nadie con mano fuerte para suceder al hombre que fue llamado “el padre de la Reforma”.

“El fuerte líder que se necesitaba residía en la casa de la calle del Cañón, en Ginebra. Lo que Lutero empezó con su valor heroico, Calvino lo continuaría y completaría con su mente brillante y su pluma jamás en reposo. Lutero había arrebatado la iglesia protestante de las garras de Roma. Había empezado la Reforma, pero Calvino la establecería y aplicaría. Pondría por escrito las grandes verdades de la Reforma, y explicaría cómo la redescubierta Palabra de Dios se aplica a toda área de la vida humana.

El reformador de Ginebra no estaba consciente de la tremenda importancia de su labor cuando se sentaba en su escritorio , o cuando hacía su camino familiar sobre los adoquines de piedra desde la Iglesia de San Pedro al ayuntamiento. Estaba en medio de grandes luchas cuando murió Martín Lutero. Predicando y dando clases bíblicas, recibiendo visitantes y redactando cartas; escribiendo libros y folletos. Enfermo o sano, trabajaba día tras día sin flaquear.”[3]

JUAN CALVINO

“El más grande de los teólogos reformados y el más importante de los reformadores de Suiza no fue Zwinglio ni Farel, sino un francés: Juan Calvino. Un hombre de una mente brillante, de gran talento intelectual y capacidad organizativa, Calvino proyectó la fe reformada no sólo en toda Suiza sino por toda Europa y el mundo con el correr del tiempo.”[4]

Juan Calvino nació en Noyon, ciudad de Picardía, a un centenar y medio de kilómetros al noroeste de París, el 10 de junio de 1509. Su padre, Gerard Calvino, era el abogado de la iglesia de Noyon y su madre, la bella Jeanne le Franc, al parecer murió por la peste, cuando este tenía solamente tres años.

Calvino en 1523, va a París a estudiar, primero al Collège de la Marche y después al Collège de Montaigu. Estudió latín con la supervisión de Cordier. Estudió humanidades probablemente con la intención de estudiar teología, pero al parecer por obediencia a su padre cambia a leyes por ser una graduación que podría traer mayor renta.

Calvino deja París como un joven licenciado en artes y parte para Orleans par estudiar derecho civil, con Pierre de l’Etoile, el príncipe de los abogados franceses. En Orleans y posteriormente en Bourges, él encontró con una forma de humanismo que cautivó su imaginación y al que más tarde iría adaptar a sus propósitos particulares.

Al inicio de 1531, Calvino se graduó como licenciado en leyes en la Universidad de Orleans. En ese momento ya daba las indicaciones de que no iba seguir el camino de legista, sus aspiraciones estaban en el campo de las ideas, la elocuencia y la buena escrita eran perseguidas por él. El estudio de las leyes hizo con que Calvino amara la literatura. Él se dedicó dos años de su vida para escribir un comentario de la obra de Séneca, de Clementia que él publicó a sus propias cuestas. Podemos afirmar que la carrera de escritor profesional empezó y terminó con esa obra pues no logró el éxito esperado.

De vuelta a París, Calvino inspiró o mismo escribió el discurso que el rector, su amigo Nicolás Cop, hizo en el principio del año académico[5]. El discurso tenía un tono ofensivo y radical para los que oían, pues tenía ideas evangélicas impregnadas en él y por eso Cop y Calvino tuvieron que dejar la ciudad huyendo a prisas. No está muy claro donde buscó refugio, pero retornó a París en diciembre del mismo año.

En 1534, Calvino se establece en Saintongue, donde Luis du Tillet, ahí disfrutó de una enorme biblioteca para consulta. En el mismo año, 1534, Calvino visita al profesor Lefèvre[6] que tenía casi cien años de edad. Calvino en esa época era conocido como el líder de los que volvían a las Escrituras. Lefèvre había sido el primer líder de la reforma francesa, pero intentó hacerla de forma pacífica permaneciendo en la iglesia de Roma y buscando una lograr reformar el interior de la iglesia. Nadie sabe realmente lo que conversaron cuando estuvieran juntos, el líder anciano que estaba