Resumen Medicina, Ética y Reformas a la Salud.

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Al parecer los medios de financiación de los sistemas de salud acaban por ser regresivos, esto quiere decir que los que se ven más afectados son las personas de más escasos ingresos económicos, cuando los impuestos son a la renta ocurre el efecto regresivo, osea que los ricos son los que terminan pagando más. Cuando el sistema de salud es financiado por los impuestos a la nómina, no se verá tan afectados los salarios altos sino los bajos y si estos impuestos a la nómina se aumentan, de la misma forma se verán perjudicadas las personas de bajas ganancias. Sino se aumentan los impuestos, sino que se desplazan los costos a los beneficiarios, se perjudicarán más los usuarios de bajos ingresos económicos.

De una u otra forma alguien tiene que pagar por el problema del crecimiento acelerado de los costos en la salud y que de alguna manera hay que controlarlo, porque de no hacerlo habrían grandes problemas micro y macroeconómicos que terminarían en desencadenar problemas considerables a la población.

En la gran mayoría del libro se comenta sucesivamente el inicio de la tendencia de los costes de los servicios médicos a crecer aceleradamente, su impacto en el desembolso público y sus intervenciones éticas, inicialmente se habla del "riesgo moral" que causa una ineficiencia distributiva de los servicios ya que los rubros en los que deben hallarse las causas del aumento de precios son la transición de la salud, los cambios de precio relativo entre los bienes y los servicios; la asitencia de terceros pagadores; el progreso creciente de la tecnología; la elasticidad-ingreso de los servicios de salud; la calidad de bien meritorio que posee la salud; la preeminencia del profesional en la relación prestador-usuario y el crecimiento de la medicina defensiva.

El caso de Diana Browm y el efecto de carbonero, Diana necesitaba un trasplante de hígado cosa que el estado de Arizona no estaba acobijando por el alto costo, con el dinero que se gastaba haciendo un trasplante de ese tipo se podían atender con ese mismo recurso a más de 700 partos complicados, lo que muchas personas no entendieron y que los medios de comunicación difundieron de una manera amarillista y sin argumentos donde explicaran realmente el por qué no la podían operar, los medios de comunicación entonces entran a manipular la información para poder coger raiting .

El carbonero enterrado es otro caso similar al de Diana, en donde no se conoce realmente el coste que trae al contratar los equipos de rescate que es muy elevado y con ese mismo valor monetario se pueden salvar más vidas.

Se realiza una considerable distinción de las diferencias existentes entre los bienes privados y los bienes públicos, a raíz de esto se aclara que el bien privado es el bien que genera utilidad y este beneficia a una sola persona, osea que no tiene externalidades. Como en el caso de una cena preparada en un restaurante o de un vestido personal, por ejemplo. Sólo quien ha comprado estas cosas tiene derecho a usarlo o comerlo. Los bienes privados, cuya externalidad es nula o muy baja, se canjean claramente en los mercados competitivos. Los bienes públicos, en cambio, poseen tantas externalidades que no hay forma de evitar que algunos o demasiados individuos que no han pagado por ellos se favorezcan durante su prestación. Mientras más externalidades posea un bien, menos incentivos habrá para hacerlo, ya que ninguna persona estará interesada en costear particularmente por un bien que de cualquier forma producirá beneficios a muchos individuos. En estos sucesos, sólo el Estado tendrá interés en facilitar estos bienes a la población. Esto ocurre con la prestación de servicios en materia de defensa nacional, seguridad pública y protección del ambiente, por ejemplo.

Únicamente los servicios de salud de más alta externalidad pueden acertadamente estimarse como bienes públicos, mientras que el resto lo hacen como bienes privados. Pero, muchos de estos últimos servicios no se encuentran al alcance de toda la población. Debido a que la prestación de estos servicios no puede abandonarse a las leyes del mercado, el Estado debe intervenir produciéndolos para aquellos que de otra forma nunca podrían tener acceso a ellos. El fundamento en el que se cimenta esta acción del Estado es el de bien meritorio. Un bien meritorio puede determinarse como aquel bien "al cual todos los individuos de una sociedad tienen derecho sin importar su capacidad de pago o su condición". Las poblaciones más avanzadas trabajan por suministrar a toda su comunidad de los bienes meritorios, pero constantemente deben hacerse la pregunta ¿Hasta dónde se puede llegar a proporcionar servicios sobre los cuales es muy difícil establecer límites? Desde aquí se efectúa una gran controversia sobre las cuestiones filosóficas que justifican la prestación de servicios uzando, esencialmente, los asuntos sobre justicia distributiva ejecutados por Rawls, Dworkin y Daniels.