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Desarrollo de la producción sojera como monocultivo en Argentina (1970-2016)

Por:   •  15/4/2018  •  4.372 Palavras (18 Páginas)  •  361 Visualizações

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Gráfico 2: situación productiva del complejo soja-girasol en Argentina 2011.

[pic 2]

Extraído de Centro de Economía Regional y Espacial-EEYN. UNSAM[1].

Agregando a esto hay que advertir que, según las estimaciones de producción del Banco de Comercio de Rosario, en el ciclo 2015/2016 la superficie sembrada en soja fue de 20,2 millones de hectáreas, mientras que el trigo alcanzó las 3,4 y el maíz 4,2 respectivamente, con una producción total de 55,3 millones de toneladas para el primero, 9,6 millones para el segundo y 27 millones para el tercero. Si se tiene en cuenta que estos son los principales cultivos nacionales de la región se tiene dimensión de la relevancia de la soja. Completaremos la explicación con un grafico que muestra la producción y rendimiento de la soja para el ciclo 2010/2011:

Gráfico 3: Producción y rendimientos nacionales de soja ciclo 2010/2011.

[pic 3]

Extraído del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz.

Finalmente, y para ver la mirada del gobierno actual, se puede ver una reducción del costo la renta agraria gracias a la menor presión tributaria. Pero a la vez se percibe un aumento en los costo de producción, debido a la devaluación y la suba del precio del combustible.

Con este pantallazo de actualidad se puede ver que la soja es la principal producción agropecuaria y también que este sector es acompañado en su desarrollo por las políticas estatales, al menos en la reducción de impuestos y liberalización del mercado si recordamos que el presidente Mauricio Macri redujo 5% las retenciones a la exportación de soja pasando a ser del 30%.

2. Conflicto de 2008: aumento de rendimientos y retenciones a la soja

Como contrapartida se puede ver (junto con Barsky y Gelman en "Historia del Agro argentino") que el gobierno anterior ha tenido fuerte choques con la dirigencia rural respecto a este mismo tema de las retenciones, especialmente con las retenciones diferenciales a la soja, debido a lo que Joaquín Fariña llama superganancia sojera. Este conflicto tiene su auge en 2008 en el que se presenta la Resolución 125 y un tiempo después llega la crisis internacional, pero ya mismo se puede hablar de que en términos generales no se puede decir que hubo un cambio en la importancia relativa de la producción sojera sino un conflicto por el aprovechamiento de su productividad.

El año 2008 es un punto de quiebre que cristaliza un conjunto de conflictos mucho más amplio que el tema de las retenciones a la soja. Hay un fuerte componente ideológico, tanto de las luchas entre oficialismo (con Cristina Kirchner en el gobierno) y oposición creciente, como el enfrentamiento entre lo urbano y lo rural, y las visiones que se cruzan entre sí. Este último conflicto tiene su razón, según Barsky y Gelman, en la mirada simplificada que tiene el sector urbano de la estructura social rural y por consiguiente las faltas de políticas que mejoren su productividad, y por otro lado el rechazo del sector agrario a toda retención del estado y la autoconciencia que tiene al verse el motor de la economía nacional (2009: pág. 520). Contrario a esto Fariña afirma que el verdadero peso conflicto está en el tema del reparto de la renta agraria, oponiendo dos bandos que se condicen con dos modelos: el sector agrario que defiende el liberalismo económico y el gobierno que apuesta por la soberanía del estado como operador de políticas económicas (2012: pág. 128).

Lo cierto es que con la devaluación de 2002 se implantaron retenciones que fueron creciendo, acompañando el aumento de rentabilidad y de los precios internacionales agropecuarios. Tomaremos únicamente el desarrollo de las retenciones a la soja que para marzo de ese mismo año eran de 13.5% pero en abril subieron a 23.5%. Ya desde 2005 comenzó un conflicto respecto a las políticas del gobierno frente a producción de carne vacuna que, sin meternos en detalles, derivó en un 27% menos de exportaciones de productos cárnicos para 2006. Esto ya impulsó medidas re protesta. Para enero de 2007 vuelven a subir las retenciones a la soja a 27.5%, y para noviembre hasta 35%. En este punto, previo a la crisis la tonelada de soja subía rápidamente cotizándose de 305 dólares en junio a 411 dólares en noviembre (2009: pág. 514). Su relevancia era fundamental ya que para el ciclo 2006/2007 esta oleaginosa abarcaba el 53% de la superficie cultivada y el 51.4% del volumen producido a nivel nacional (ibíd. pág. 486).

En 2008 se propone la Resolución 125 de retenciones móviles que genera el lock out por cien días, el más largo que vivió la nación, en el cual cada posición se radicalizó en la crítica de la otra. Uno de los fenómenos más llamativos a mencionar es la campaña mediática a la que hacen referencia Barsky y Gelman (pág. 515-516) contra la soja, que ya hacía más de una década era el principal cultivo del país y al mismo tiempo había alcanzado la cima en la exportación mundial en forma de aceite y harina. Aún así el gobierno intentó dar una imagen negativa de este producto, resaltando el aumento del desempleo que genera, y sus efectos negativos en el medioambiente y la fertilidad de la tierra.

La resolución finalmente no se aprobó pero para ese mismo año había comenzado un crisis económica internacional que redujo la cotización de la soja de 590 a 310 dólares en ese mismo año. Como se puede ver en el gráfico 1 la situación en 2011 ya mostraba una recuperación en los precios que es indicador de cierta superación de esta crisis.

A pesar de las retenciones, como Fariña muestra y en lo que Barsky y Gelman coinciden es que hay un importante porcentaje de ganancia para los productores y propietarios agrarios sojeros en este periodo del 2002 a 2008.

El 2002 implica un punto de quiebre no solo en cuanto a las retenciones sino un modelo económico que en la soja implicó un crecimiento de sus fronteras y también en la concentración de los productores que la llevaban adelante. A partir de aquí seguiremos un recorrido que puede compararse con el que esquematizan Colina, Berbera, Luis Pais y Yudi: "la irrupción de la soja en el paisaje agrario argentino a partir de los '70, su consolidación como cultivo de gran importancia en la región pampeana en la decada de los '80 y su impresionante difusión en el centro y norte del país a partir de la liberación comercial de las semillas transgénicas en la década de los '90". Este es

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